Este residuo pertenece a la categoría de bombillas y lámparas que contienen sustancias peligrosas.
El principal peligro de los residuos de iluminación es el mercurio que una vez liberado al medio ambiente, puede permanecer por mucho tiempo en la atmósfera antes de depositarse en el suelo, ríos o mares, lo que permite que éste se transporte lejos de la fuente de emisión.
El mercurio puede dañar a corto plazo el pulmón o afectar la presión arterial y el ritmo cardíaco. A largo plazo puede dañar el cerebro, riñones y fetos en desarrollo.
Además de los posibles problemas de salud asociados al mercurio, existen problemas medioambientales ya que al igual que puede afectar a las personas también puede afectar a la fauna y la flora.
Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, entre los que se encuentran lámparas y luminarias, han aumentado mucho en los últimos años por ello es necesario darles un fin sostenible y que suponga el reaprovechamiento de los materiales:
- Los materiales que no están en contacto con el mercurio se separan y se reciclan según el material.
- El vidrio que está en contacto con el mercurio se separa del mercurio por procesos térmicos donde el mercurio se evapora y luego por un proceso de enfriamiento se recoge para su aprovechamiento. Este tipo de vidrio se recicla con el fin de obtener otros productos, excepto artículos de aplicación alimentaria.
- El aluminio o latón que contiene mercurio también se procesa (mediante un proceso llamado destilación) para separar el metal del mercurio.